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¿Cómo se grababa el «Un, dos, tres...»? Capítulo 4 |
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EL PÚBLICO LLEGA AL PLATÓ
Después de dirigirse al público, Chicho abandonaba el plató y se marchaba al control de realización para empezar a grabar primeros planos de personas del público; para facilitar esos “planos de reacción”, Mayra Gómez Kemp también se dirigía al público y le explicaba más detalles sobre la grabación, pidiéndoles paciencia ya que ésta podría alargarse bastante.
Si durante el desarrollo de la grabación alguna persona del público deseaba alguna cosa, había dos chicas sentadas en la boca de la escalera con sudaderas de color rosa, que se encargaban de todo lo que pudieran necesitar.
GRABACIÓN DE RISAS
Una vez que Ibáñez Serrador había saludado al público, se dirigía al control de realización, desde donde daría sus órdenes a través de la megafonía del plató.
En este momento se producía una cosa curiosa del «Un, dos, tres...»: como a Chicho le venía bien tener planos del público riendo para poder intercalarlos durante el proceso de postproducción allí donde fuera necesario, antes de comenzar la auténtica grabación del programa todas las cámaras se colocaban frente a las gradas.
Las hermanas Hurtado, también de frente al público, hacían el número de “la mariposa”, una actuación cómica que conseguía la carcajada del público semana tras semana.
En «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004), como “Las Hurtado” no formaban parte del equipo, las risas se conseguían contando chistes. Nieves Aparicio y Esther Sánchez proponían al público que contaran chistes (si eran picantes, mucho mejor). Con ello se conseguían dos objetivos: obtener los primeros planos de gente riendo y entretener al público hasta que todo estuviera perfectamente listo para comenzar a grabar. Y además, el que contara el mejor chiste podía ganar una buena cantidad de euros.
LA GRABACIÓN DE LA TANDA DE PREGUNTAS
A diferencia de la primera jornada de grabación, en la que la zona de la grada permanece en penumbra, mientras la zona del decorado es la que está iluminada por los focos, puesto que es allí donde se desarrolla todo lo que se está grabando, en el segundo día es la zona del público la que está iluminada, mientras que la del decorado está a oscuras.
Quizás, la tanda de preguntas fuera una de las partes más complicadas de grabar del «Un, dos, tres...». El preceptivo diálogo del presentador con la parte negativa y la presentación de los concursantes se grababa con rapidez.
Las complicaciones de la grabación venían luego, a la hora de formular las preguntas a los concursantes. El presentador les planteaba la cuestión y estos disponían de los cuarenta y cinco segundos para dar el mayor número de respuestas posibles. Independientemente de que hubieran cometido algún error o hubieran incurrido en repetición, se les dejaba agotar los cuarenta y cinco segundos.
Transcurridos los mismos, la parte negativa tocaba las campanas de final de tiempo y se cortaba la grabación. Este momento resultaba realmente pesado para el público en el plató. Chicho y sus asesores en las preguntas (con Adalberto Aguilar a la cabeza) volvían a ver los cuarenta y cinco segundos de respuestas en busca de errores o repeticiones. El proceso se hacía lento, ya que en ocasiones había que consultar libros, enciclopedias, etc. hasta comprobar que la respuesta era correcta o no.
Para la grabación de la tanda de preguntas, la disposición de las cámaras era la siguiente: una de ellas enfocaba el set de las azafatas contables; otra, el de la parte negativa (que solían escenificar con mímica la pregunta a la que eran sometidos los concursantes); otra enfocaba al público, ya que Chicho solía utilizar primeros planos de personas del público como recurso para romper el plano fijo de la pareja de concursantes durante cuarenta y cinco segundos; la cuarta cámara enfocaba al presentador junto a la pareja de concursantes en su podio (esta cámara se colocaba sobre unos raíles, ya que era la que se movía de pareja en pareja conforme avanzaba la tanda de preguntas); y la última cámara, que era la que estaba montada en la grúa, era la que servía para enfocar a los concursantes durante el tiempo de respuestas.
Para la grabación de la tanda de preguntas tan sólo se utilizaba la mitad del plató. La otra mitad quedaba oculta hasta la subasta, en la que el presentador nos describía el decorado y mandaba traer a la mesa algún objeto o bien las azafatas ejecutaban un número musical.
Para ocultar el decorado durante las preguntas se utilizó una cortina durante las segunda etapa del programa; en la primera, o bien se podía vislumbrar el decorado tras el set de concursantes o bien se situaba frente a una pared blanca.
A partir de la tercera etapa se utilizó un forillo totalmente negro que se colocaba detrás de los sets de la parte negativa, concursantes y azafatas. En «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» lo que separaba los atriles de los concursantes del decorado eran unos paneles traslúcidos iluminados por detrás con focos amarillos y naranjas.
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