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Crónica de la quedada |
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Otra de las sorpresas que habían preparado los
organizadores era la llegada en limusina de un personaje muy especial
relacionado con «Un, dos, tres...». La idea era haber salido todos
a la puerta del hotel y hacer creer que
quien llegaba en limusina era Narciso Ibáñez Serrador, cuando en
realidad era la calabaza Ruperta que había construido David Latorre para
la ocasión.
Pero, claro, la broma ya no se podía realizar porque Narciso Ibáñez
Serrador ¡estaba con nosotros!… Así que las chicas salieron a la puerta
a recibir a Ruperta y se hicieron muchas fotos ante la mirada atónita de
los viandantes.
Poco antes de que llegara Ruperta se marchó Mayra Gómez Kemp; estaba
cansada y prefirió marcharse a casa. Se fue con el cariño de todos y el
deseo de que esté totalmente recuperada dentro de poco.
La Ruperta fue la sensación de la noche; la hija de Miriam Díaz-Aroca
fue quien se la entregó a Chicho y luego todos los artistas se hicieron
fotos y cantaron la sintonía del programa. Todos estábamos embriagados
de nostalgia, alegría y felicidad.
Y en este ambiente de felicidad, amistad y compañerismo compartimos un
cóctel servido por el hotel y pudimos charlar distendidamente unos con
otros, hacernos fotos, bromear, conocernos un poco más…
Y después de la cena pudimos brindar tomando una copa, más
relajadamente; recuerdo que estando en la barra con David Granel
apareció Marta García, a la que saludé afectuosamente y no pude evitar
decirle un piropo porque es realmente bella, además de altísima. Durante
la semana posterior a la quedada, he descubierto también que es un
encanto de mujer, llena de humanidad.
En este ambiente distendido, Carolina, Mayte, Alejandra y otros
compañeros de PROINTEL recordaron anécdotas de las grabaciones.
Por ejemplo, Mayte y Alejandra nos volvieron a recordar la anécdota del
elefante; pero no el famoso elefante del programa dedicado a Mallorca
(1983) que siempre se cuenta como anécdota de «Un, dos, tres…», sino el
de su etapa, que llegó muy nervioso al plató, tanto que cuando Alejandra
lo vio se negó en rotundo a subirse en él. “¡Que te subas, Alejandra!”.
“Estás loco, Chicho, que yo ahí no me subo, que míralo que nervioso
está, que me va a matar”. “Súbete o no sales en el programa”. “Pues no
salgo, Chicho, pero ahí no me subo”. Al final fue la pobre Mayte la que
tuvo que subirse, que había estado ajena a la conversación entre Chicho
y Alejandra y no sabía que el elefante estaba nervioso hasta que montó
en él.
Y es que Alejandra era un poco la azafata rebelde; se quejó en la
oficina de Chicho del vestuario que llevaban las secretarias, y por eso
estuvo luciendo en algunos programas ese traje de señora antiguo. Otra
de las rebeldías de Alejandra relacionadas con el vestuario fue con
motivo del número musical del programa dedicado a la moda (15 de enero
de 1993). Era un número complicado porque tenía muchos cambios de
vestuario y Alejandra era quien lo protagonizaba. Chicho la llamó para
que viniera a Madrid a probarse los trajes, pero Alejandra se negó
alegando que era Navidad y que ella se quedaba en Cádiz, porque la
sastra ya tenía sus medidas y no era necesario hacer un viaje en esas
fechas tan entrañables para probarse unos trajes.
En efecto, al llegar a la grabación, los trajes no le entraban…
Alejandra le pedía a la sastra por favor que apretara e intentara
meterle el traje porque si no la bronca de Chicho iba a ser recordada
hasta la eternidad.
Carlos Muriana, guionista del programa, asentía con la cabeza mientras
Alejandra contaba esta anécdota, y recordaba que aquel número costó
mucho tiempo grabarlo por los constantes cambios de vestuario que tenía.
Alejandra también nos narró el susto que se llevó una tarde de
grabación; resulta que Fedra Lorente tenía que salir empujando un
carrito de bebé donde habían metido a un actor enano que tenía que sacar
las manos como si fuera un monstruo. El caso es que dejaron el carrito
con el enano dentro entre bambalinas esperando el turno para salir, y
cada vez que alguien pasaba a su lado, el enano le daba un susto.
Buenos sustos también se dedicaron a dar los chicos de “Los inhumanos”
el día que acudieron a grabar su actuación para el programa dedicado a
Frankenstein (4 de marzo de 1994). Como eran tantos e iban a salir
caracterizados de zombies, entraron en la sala de maquillaje de los
primeros, y ya se pasaron todo el día haciendo el gamberro y asustando a
la gente por los pasillos de los Estudios Buñuel.
También estuvimos hablando de las famosas gafas de las azafatas.
Carolina, Mayte y Alejandra nos contaban que se cuidaban como algo
realmente valioso, ya que cuando se rompían era muy afanoso hacer otras
iguales, así que en cada corte de la grabación llegaba un encargado de
Producción y les quitaba las gafas con sumo cuidado.
Carlos e Inma, concursantes del programa dedicado a Freud (7 de febrero
de 1992) y del primero de la octava etapa (2 de octubre de 1992) también
recordaron anécdotas de su paso por el programa como concursantes,
comentando con Marta de Pablo y con Carolina que ellas les habían
presentando en sendos programas.
En fin, las anécdotas fluyeron, las risas, el compadreo, la amistad…
Pero llegaba la hora de abandonar el hotel. Todos los invitados se
fueron, y algunos de los fans también. Algunos
quisimos alargar la noche un poco más, pero lo que ocurrió fuera del
Hotel Tryp Ambassador quedará ya —y éste es mi homenaje a Jordi
Estadella— como secreto de sumario.. |
Desde aquí mi agradecimiento a
Miguel, Juan y David por haber organizado la quedada. Mi cariño, admiración y agradecimiento a todos los artistas que quisieron acompañarnos en esta noche tan mágica. Y, por supuesto, mi amistad incondicional a todos los seguidores de «Un, dos, tres...» que estuvimos en Madrid celebrando los 40 años de nuestro programa favorito. ¡Gracias a todos por haber formado parte de este sueño hecho realidad! |
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