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Anécdotas de la grabación
de «Un, dos, tres...»

 

 

 

 

KIKO LEDGARD ERA UN GRAN ANIMADOR DEL PÚBLICO

  

Kiko Ledgard era un gran animador del público y cuando se cortaba la grabación procuraba animar al público contando anécdotas e, incluso, haciendo piruetas que divertían mucho a todos los que acudían al plató a presenciar la grabación.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

  

 

 

MAYRA TENÍA UNA EXCELENTE MEMORIA, PERO...

  

Por todos es conocido que Mayra Gómez Kemp tenía una memoria prodigiosa. Siendo presentadora, era capaz de aprenderse sus ochenta folios de texto y, además, la parte de todos los demás; esto llegaba a ser muy útil durante las grabaciones, porque algunos cómicos solían olvidar su texto y Mayra les echaba un capotazo, ya que se sabía exactamente lo que debía decir el humorista en cuestión. Bigote Arrocet era uno de los más olvidadizos; Mayra sabía perfectamente que cuando empezaba a desvariar y a llamarla “Mayrucha” era porque se le había ido la letra; entonces, Mayra, sin que casi se notara, le volvía a dar el pie y Bigote retomaba su texto.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

Pero en una ocasión, siendo todavía actriz de la subasta en la segunda etapa del programa, Mayra acudía a la mesa de Kiko Ledgard acompañada de Luis Lorenzo. Ella hacía de maharaní de Capurtala; la conversación con Kiko se va desarrollando con total normalidad hasta que llega un momento en que Luis Lorenzo y el presentador se confunden y olvidan su texto; Mayra, muy dispuesta, dijo su parte, la de Kiko y la de Luis... hasta que Chicho se vio obligado a cortar porque había partes del texto que no quedaban bien si las decía el personaje de Mayra.

 

Pero a pesar de esta estupenda memoria, en dos ocasiones a Mayra se le fue el texto. Una fue precisamente con el actor al que aludíamos anteriormente, Luis Lorenzo, a quien le une una gran amistad. Y la segunda fue con su marido, Alberto Berco, una de las veces que acudió al programa a hacer el personaje del inglés.

 

«Un, dos, tres...» - 1984

 

  

 

 

PALOMA HURTADO TOCÓ LA CAMPANA ANTES DE TIEMPO

  

En una ocasión se les preguntaba a los concursantes por plagas famosas que hubieran ocurrido en la historia. El concursante contestó plaga de ballenas; Paloma Hurtado, muy diligente, y sin que nadie le hubiera dado ninguna orden, tocó la campana por su cuenta. Chicho, muy enfadado, le preguntó por megafonía que por qué había hecho eso. Paloma, muy segura de sí misma, contestó que jamás había existido ninguna plaga de ballenas... pero lo cierto es que sí había habido tal plaga. La bronca de Chicho aún se recuerda, y desde entonces, Paloma nunca tocó la campana sin que se le indicara cuándo hacerlo.

 

Paloma Hurtado - «Un, dos, tres...» (1982)

 

  

 

 

UN MAL COMIENZO

  

La grabación del primer programa de la cuarta etapa de «Un, dos, tres...» no se desarrolló todo lo bien que a todos, y especialmente a Chicho, le hubiera gustado.

 

El plató era distinto al utilizado en la anterior etapa y fallaron algunos aspectos técnicos. Cuando Mayra hizo aparición en la pista del circo que servía de escenario a aquel primer programa y comenzó a hablar, hubo que cortar enseguida porque el micrófono se acoplaba.  Cuando parecía que se había solucionado el problema, realmente no era así; los micrófonos seguían haciendo de las suyas e impedían escuchar con nitidez a Mayra, a las azafatas y a Eugenia Enchufols”.

 

«Un, dos, tres...» - 1984

 

 

Tras grabar la presentación, que duró más de lo que en condiciones normales habría sido lo deseable, Chicho bajó al plató muy enfadado, para intentar dar solución a aquel problema. De lo contrario, no se podría grabar la tanda de preguntas, ya que aquí no se podía hacer ninguna interrupción, ya que daría ventaja a los concursantes, que tendrían más tiempo de pensar sus respuestas.

 

La situación de tensión que se vivía en el plató era aun mayor si cabe, ya que el estudio estaba lleno de periodistas y reporteros gráficos cubriendo la noticia de la vuelta de «Un, dos, tres...» a las pantallas. Los periodistas, ávidos de explicaciones, al ver a Chicho por el plató le preguntaban: “Pero es que en seis meses de preparación del programa ¿no ha habido tiempo de prever estos fallos?”. Y Chicho contestaba que esos seis meses habían sido para preparar guiones y asuntos artísticos, no técnicos.

 

Suponemos que al final se arreglaría todo y pudo llevarse a efecto la grabación, o se aplazaría la misma hasta la jornada siguiente para poder solucionar todos los problemas técnicos.

 

  

 

 

ACOMPAÑADA POR ALBERTO BERCO
EN TODAS LAS GRABACIONES

  

Infinitamente enamorados, Mayra Gómez Kemp y Alberto Berco pactaron al casarse que, para evitar pasar largas temporadas separados por motivos de trabajo, se quedaría en casa sin trabajar aquel de los dos a quienes le ofrecieran peores contratos. Alberto, muy inteligente, supo darse cuenta de que Mayra tenía una prometedora carrera y que él debía pasar a un segundo plano. Así lo hizo y creemos que no se equivocó.

 

Pero siempre acompañaba a Mayra en las grabaciones del «Un, dos, tres...», preocupándose por ella y de que nunca le faltara nada que pudiera necesitar.

 

Alberto Berco - «Un, dos, tres...» (1987)

 

  

 

 

SIN PODER SENTARSE PARA
EVITAR ARRUGAS EN EL TRAJE

  

Si a cualquier persona se le hacía muy pesada una grabación del «Un, dos, tres...», en el caso de Mayra Gómez Kemp la cosa se endurecía aun más, ya que para evitar que su traje se arrugara debía aguantar de pie todo el tiempo que la grabación se alargara, y eso podía suponer bastantes horas.

«Un, dos, tres...» - 1982

 

  

 

 

FALLOS EN LA TÉCNICA

  

Cuando Mayra Gómez Kemp se dirigía al público en el plató antes de empezar a grabar siempre les decía que debían ser pacientes, porque el programa, que desde casa se veía en noventa o cien minutos, se tardaba en grabar muchísimo tiempo más, ya que podían fallar muchas personas (la presentadora, las azafatas, los humoristas...) o podía haber fallos técnicos (un foco que se funda, una cámara que no grabe, un marcador que no señalice las pesetas ganadas, etc.), e ironizaba diciendo que el único que no se equivocaba era Chicho Ibáñez Serrador.

 

«Un, dos, tres...» - 1987

Los fallos técnicos podían producirse y, de hecho, se producían;
a Mayra le están arreglando la petaca de su micrófono inalámbrico

 

    

Antes de que existieran los micrófonos de solapa inalámbricos, los cómicos o invitados que se acercaban a la mesa de la subasta no portaban micrófono por lo que su voz era captada por el micrófono de jirafa, que con frecuencia fallaba, por lo que había que repetir la entrada del humorista o invitado en cuestión.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

 

 

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