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La magia 4 |
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Pero además de estos magos que podemos considerar incluidos en la nómina del «Un, dos, tres...», fueron muchos los que acudieron al programa como artistas invitados.
Por ejemplo, en el primer programa de la tercera etapa, dedicado a “Las mil y una noches” (20 de agosto de 1982), Paul Potassy, que se declaraba amigo de Alí Babá y los cuarenta ladrones, demostró tener una excelente habilidad con sus manos.
En el programa especial de Nochevieja (31 de diciembre de 1982) pudimos ver dos actuaciones de magos. La primera corrió a cargo del mago Jovit.
La segunda fue una niña, Belén, que a pesar de su corta edad, demostró tener un gran talento.
En el programa dedicado al circo (13 de abril de 1984), Julio Sabala metió a una chica en una jaula y consiguió hacerla desaparecer poniendo en su lugar a un tigre.
En el primer programa de la cuarta etapa, también dedicado al circo (9 de noviembre de 1984), tampoco podía faltar un número de magia con fieras.
En el programa especial dedicado a las revistas del corazón de la cuarta etapa (29 de marzo de 1985), Gaetan Bloom fue el mago invitado.
La propia Mayra hizo magia en el último programa de la cuarta etapa.
Este señor oriental realizó un precioso número de magia y habilidad con unas sombrillas (4 de octubre de 1985).
Pepe Carroll actuó en el programa dedicado a Checoslovaquia (13 de julio de 1987).
En la séptima etapa, en el programa dedicado a Edgar Allan Poe (6 de diciembre de 1991), el mago del «Un, dos, tres...», Juan Gabriel, apareció en el plató pero no para realizar un truco, sino para presentar al mago Enric Magoo.
En este vídeo vemos la actuación de Enric Magoo en «Un, dos, tres...» y la previa presentación que de él realiza Juan Gabriel.
En la octava etapa, en el programa dedicado al esoterismo (5 de febrero de 1993) Ramón Moll y Anibel se hicieron pasar por hermanos con poderes mentales.
Éstos son algunos ejemplos de las muchas actuaciones de magos con las que contó el «Un, dos, tres...» a lo largo de su dilatada historia.
Y no podemos terminar sin hacer referencia a Eduardo Aldán, entre cuyas habilidades artísticas se encuentra la de ser mago, si bien en «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» sólo puso en práctica la de cómico y humorista.
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