Una de las azafatas más emblemáticas de «Un, dos, tres...» era la contable, que se encargaba de multiplicar el número de respuestas de los concursantes por la cantidad de pesetas (o euros) correspondiente.
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Dada la importancia de su papel y su gran protagonismo durante la tanda de preguntas, las chicas que ejercían de contable lograban una gran popularidad y muchas de ellas continúan a día de hoy en el mundo del espectáculo como actrices o presentadoras.
PRIMERA ETAPA
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La primera azafata contable de «Un, dos, tres... responda otra vez» fue Ana Ángeles García. La primera chica encargada de los números en «Un, dos, tres... responda otra vez» se auxiliaba de una enorme calculadora sumadora que no podía sostener en sus manos, dadas sus dimensiones, y que tenía apoyada sobre una mesa auxiliar situada delante de su silla.
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Ana tenía veintiún años cuando debutó en el programa. A pesar de ser la contable, no le gustaban en exceso los números ni las matemáticas; de hecho, estudiaba Filosofía y Letras.
Ana Ángeles se hizo muy conocida en toda España por su función de contable, de ahí que la aseguradora MAPFRE recurriera a ella para un anuncio de sus productos, en el que aparecía con una indumentaria similar a la que usaba en el concurso.
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Su preciosa voz le abrió las puertas del mundo del doblaje, participando en diversas películas, entre las que destacan «Kramer contra Kramer» o «Harry Potter», entre otras muchas, y series de televisión como «Falcon Crest», «Sensación de vivir» o «Perdidos».
Además, siguió vinculada al «Un, dos, tres...», siendo la voz en off del programa durante los años noventa.
Como azafata contable veterana, Ana Ángeles fue la encargada de darle el relevo a su sucesora en la segunda etapa, Victoria Abril, entregándole las gafas y la calculadora.
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SEGUNDA ETAPA
La segunda contable de «Un, dos, tres... responda otra vez» fue Victoria Abril, la chica más joven que se enfrentó al reto de la calculadora, superándolo con una solvencia inusual para una persona de su edad.
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Victoria fue una de
las |
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Victoria sólo tenía dieciséis años cuando fue elegida como azafata del programa. Ella quería conseguir dinero para financiar sus estudios de danza en Ginebra; pero Chicho Ibáñez Serrador vio en ella un enorme potencial y creyó que podría llegar a ser una importante actriz. De ahí que le otorgara el destacado papel de azafata contable.
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En efecto, la elección produjo sus frutos y muy pronto directores y productores la llamaron para intervenir en sus películas. Pero el éxito y la popularidad también tuvieron su cruz, y el acoso de la prensa que sufrió Victoria en esta época le hizo tomar la decisión de emigrar a Francia, donde ha desarrollado gran parte de su carrera como actriz.
Los programas en los que Victoria Abril estuvo ausente el puesto de azafata contable fue ejercido por Pilar Medina.
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TERCERA ETAPA
En la tercera etapa de «Un, dos, tres...» la chica elegida como contable fue Patricia Solís, una guapísima ceutí de veintidós años.
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Patricia no recibió el relevo como azafata contable de su antecesora, sino de Ágata Lys, que fue quien le dio unos consejos para dirigirse a cámara antes de su debut.
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Patricia es una de las pocas azafatas contables que no continuó su carrera artística delante de las cámaras, pero su excelente manejo de la calculadora le llevó a dedicarse profesionalmente a labores de producción de programas de televisión. De hecho, trabajó en el equipo de producción de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!».
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| Todas las azafatas de la primera parte de la tercera etapa de «Un, dos, tres...» |
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Con el relevo de las azafatas que se produjo el 20 de mayo de 1983, Patricia dejó su puesto de contable, que fue asumido por Silvia Marsó. |
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Silvia Marsó, calculadora en mano |
En esta época, ya todas las azafatas alcanzaban mayor protagonismo dado que participaban en los números musicales de la subasta; aun así, el puesto de azafata contable seguía siendo privilegiado, y el mayor tiempo que pasaba frente a la cámara la chica de la calculadora le permitía hacerse muy popular, lo que la abría las puertas de otros programas o del cine.
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Sería muy largo recordar aquí el currículum de Silvia, pero no cabe duda de que ha sido una de las chicas con mayor proyección artística después de su paso por «Un, dos, tres...».
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CUARTA ETAPA
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El buen ojo de Narciso Ibáñez Serrador seleccionando azafatas contable continuó en las etapas cuarta y quinta, en las que la elegida para esa función fue Lydia Bosch. |
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A pesar de
ser la primera vez que |
Aquella simpática catalana de amplia sonrisa, que fue elegida como azafata de forma casual y de rebote, se convirtió en una de las azafatas más populares, no sólo de la cuarta etapa, sino también de toda la historia del «Un, dos, tres...».
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Lydia Bosch, |
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QUINTA ETAPA
En la quinta etapa, Lydia Bosch continuó ejerciendo como azafata contable.
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Las semanas que Lydia estuvo ausente rodando en Hungría imágenes para el programa dedicado a ese país fue sustituida en su puesto por Gloria Fernández, la única azafata titular de nacionalidad española que quedaba en el plató.
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SEXTA ETAPA
En la sexta etapa de «Un, dos, tres...» volvió a ocupar el puesto de azafata contable Silvia Marsó, que volvía al programa tres años después.
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Volver a manejar la calculadora de «Un, dos, tres...» le sirvió a Silvia para catapultarse definitivamente a la fama y consagrarse como actriz, que era su auténtica meta.
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En principio, la sexta etapa de «Un, dos, tres...» iba a durar hasta noviembre, y Silvia firmó su contrato hasta esa fecha porque a partir de ella se incorporaba a una obra de teatro. Pilar Miró decidió prorrogar hasta la primera semana de enero el programa, así que hubo que buscar una azafata contable que la sustituyera.
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La elegida fue Kim Manning, convirtiéndose en la primera azafata extranjera en ocupar este puesto.
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En el
programa dedicado al ajedrez |
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ETAPAS SÉPTIMA Y OCTAVA
En las etapas séptima y octava (1991-1993) desapareció la figura de la azafata contable. Su función fue asumida por la co-presentadora Miriam Díaz-Aroca, mientras que Jordi Estadella formulaba las preguntas a los concursantes.
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Miriam no tuvo que ser sustituida en ninguna ocasión por alguna azafata; tan sólo en dos programas infantiles (los emitidos el 20 de diciembre de 1991 y el 25 de diciembre de 1992), en el que ella y Jordi Estadella se intercambiaron las funciones, éste ejerció de contable.
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NOVENA ETAPA
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En la novena etapa de «Un, dos, tres...» (1993-1994) se recuperó la figura de la azafata contable, pero por primera vez en la historia del programa se eligieron dos chicas para este cometido: Mayte Navarrete y Diana Lázaro. |
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Mayte y
Diana se turnaban para
dar el resultado; |
Mayte ya era azafata en la etapa anterior, y su simpatía y desparpajo hicieron que Chicho fuera dándole cada vez mayor protagonismo en el programa. Por eso, cuando llegó la novena etapa, el director no dudó ni un momento en elegirla como contable.
Diana, aunque era azafata debutante, fue elegida como segunda contable por su parecido físico con la gaditana.
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Los programas en que Diana estuvo rodando exteriores para el programa dedicado a Filipinas, fue Mayte la única azafata contable.
Mayte es de las pocas contables que no ha perpetuado su carrera artística, ya que cuando se casó se retiró de la vida pública; en cambio, Diana Lázaro sí ha seguido en el mundo de la interpretación.
«UN, DOS, TRES... ¡A LEER ESTA VEZ!»
En «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004) también hubo dos azafatas contables: Laura de la Calle y Yolanda Aracil.
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Laura era la contable propiamente dicha, encargada de multiplicar el número de respuestas correctas de los concursantes por la cantidad de euros correspondiente.
La calculadora de Yolanda sólo intervenía al final de la tanda de preguntas para traducir a las antiguas pesetas la cantidad total de euros obtenida por cada pareja.
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Como ocurrió en anteriores etapas, la azafata contable fue la que ha logrado continuar en el mundo del espectáculo, ya que vimos a Laura de la Calle en el programa «Vaya semanita» de ETB, antes de que contrajera matrimonio con Luis Larrodera.
