Aprendiendo al lado del mejor maestro, su padre

Que Alejandro Ibáñez Nauta se haya convertido hoy día en un gran director de cortometrajes y largometrajes se debe a que desde muy niño creció en los platós de los programas de televisión que ideó su padre. Terminaba las clases en el colegio y se dirigía a los estudios de Prado del Rey o a los Buñuel, en la avenida de Burgos, para ver cómo don Narciso Ibáñez Serrador convertía en realidad todo lo que su mente había creado y plasmado en los papeles que componían el guión.

Y así, casi sin quererlo, como un juego, fue aprendiendo el oficio de director de la mano del mejor maestro.

Kiko fue un excelente conductor

Narciso Ibáñez Serrador no pudo encontrar un presentador que se adaptara mejor al formato de «Un, dos, tres... responda otra vez». Kiko Ledgard, el primer conductor, era perfecto para el programa: conocía la mecánica de la subasta porque había presentado un programa similar en Perú; caía simpático a los espectadores y su acento sudamericano provocaba simpatía; era un padre de familia numerosa, por lo que las familias espectadores se identificaban bien con é; y además tenía una magnífica capacidad de improvisación para saber dominar el juego de trilero que suponía la subasta del programa.

Un director muy presente en el plató

Como realizador, Narciso Ibáñez Serrador pasaba la mayoría del tiempo de grabación en el control, muy pendiente a través de los monitores de todo lo que ocurría en el plató y dando las órdenes oportunas a través del sistema de megafonía o mediante el circuito cerrado de teléfonos que estaban ocultos a la vista de los espectadores.

Pero como director, el buen desarrollo del programa requería en multitud de ocasiones que Chicho hiciera acto de presencia en el plató para dar las instrucciones que los presentadores, azafatas, humoristas y demás personajes de figuración necesitaban.

Dos históricos de «Un, dos, tres...»

En esta foto se juntan dos personas históricas de «Un, dos, tres...» que estuvieron en la primera etapa y en la última. Nos referimos, en primer lugar, a su director, Chicho Ibáñez Serrador, que desde 1972 a 2004 fue el máximo responsable del programa, encargándose de su dirección, realización y de escribir los guiones.

El otro es el actor Roberto Mosca, que fue uno de los cómicos habituales en la primera etapa (1972-1973) y que regresó al programa como coordinador de artistas en 1991, interviniendo, incluso, en algún programa de las etapas séptima y octava. En «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004) regresó al programa y se hizo muy popular con su personaje de “Dimitri Moskarov”.