Nos
hicimos unas fotos grupales en la tarima donde yo de tanta espera casi
me hago polvo las rodillas, ¿quién
me
mandaría ponerme en esa postura? La chica que nos
hacía
la foto
tenía
muchas
cámaras, una por cada uno que estaba allí donde ir sacando las fotos,
excepto la mía, ya que la
tenía
guardada en el bolsillo.

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Muchos amigos y seguidores
de «Un, dos, tres...»
con Mayte Navarrete y la Ruperta |
Foto:
Cándido
Martín |
Repartieron unos posters de Raúl Sénder. A mí
me dieron también uno, que al final dejé encima de la mesa y me fui sin
haberlo recogido.
El
grupo se dividió en dos, unos formamos una especie de corrillo con las
sillas y empezamos a hablar de
«Un, dos, tres...»,
de lo que pensábamos, se habló también de la gente que no pudo estar.
Miguel me hizo repetir algo que había escrito en Facebook, que de los
nervios, si me metían varias bebidas alcohólicas en pocos segundos me
hacía
un cóctel,
no me pasó solamente porque yo no bebo.
Hablamos también de otro de los vicios que yo mas detesto, el tabaco. Le
dije a Miguel y a otros que estaban allí algo que yo considero como un
lema. No podemos vivir sin comer, no podemos vivir sin beber (alcohol
no)
pero podemos vivir perfectamente sin fumar. En la otra sala estaban
otros compañeros hablando con las azafatas que se habían quedado.
Recordaban anécdotas y todos escuchaban y se reían.
Finalmente la hora pudo conmigo. No quería llegar muy tarde al hotel ya
que al día siguiente
tenía
que
coger el autobús para volver a Barcelona. Me despedí de todos y me volví
al hotel. Solo tuve que hacer el recorrido inverso, que fue muy fácil.
Finalmente me costó dormirme al fin y al cabo. Acostumbrado a mi cama.
Al día
siguiente me levanté temprano, más de lo que me pensaba. Tenía el reloj,
misteriosamente con una hora de más. Desayuné, recogí mis cosas,
entregué la llave y me fui. Tenía el temor de tardar mucho en ir del
metro hasta la estación de autobuses. Al final fue mas rápido de lo que
pensé. En la estación me encontré con Xavier, uno de los fans que estuvo
en la quedada que se iba a trabajar. Hablamos un poco, que qué pasó
cuando me fui, que a donde fueron, de lo curioso que era el metro de
Madrid, que iba al revés que el de Barcelona, cosa que también comenté
con Iván el día anterior…
En
una
misma estación nos separamos,
él
ya salía de la estación para ir a su trabajo, yo iba a hacer trasbordo.
Llegue a la estación de autobuses con más de una hora de adelanto. Menos
mal que me traje un libro para leer mientras esperaba. Aquello
había
llegado
a su fin. Volvía a Barcelona. Cogí el autobús y empezó el largo viaje
que me llevaba de vuelta a casa. A veces me ponía a leer, otras
contemplaba el paisaje. Mientras contemplaba se me ocurrían frases para
decir en el relato, como si esto fuera una novela. Veía por ejemplo las
torres de energía eólica que parecía que nos estaban saludando, veía un
tren AVE y me acordé lo que pensé de aquel autobús cuando estaba en un
AVE y ahora pensé lo contrario, si ese AVE iba a Madrid. También pensaba
cuando viajaba que me iba a encontrar cuando llegara, los mensajes
pendientes, si serían de la quedada, de algún otro amigo, de la web
donde escribo una foro novela, si ya habrían fotos de la quedada. Esa
misma tarde subí las que hice y las respuestas no se hicieron esperar.
Al día siguiente recibí más mensajes que en el día de mi cumpleaños, muy
cercano por cierto.
Ahora
he vuelto a la vida cotidiana.
Quién
sabe
cuándo
se
repetirá esto.
No, no
se repetirá nunca. La experiencia puede hacerse igual pero nunca se
podrá considerar repetida por el hecho que esta fue la primera vez. Mi
primer viaje en estas circunstancias, mi primer contacto con los amigos
de las paginas de
«Un, dos, tres...»…
Tienes los nervios y hasta la adrenalina de enfrentarte a cosas
desconocidas y eso se suma a todo. Para muchos ha sido una cosa, para mí
ha sido mucho
más
y es
algo que no olvidaré jamás.
Para
terminar no me queda más que agradecer todas las muestras de afecto que
sentí. Me sentí más arropado que nunca, como si fuera la estrella aunque
las estrellas fuimos muchos. En
mí
van a
tener un amigo para siempre.
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